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¿Sobre qué ovejas eléctricas está soñando la IAGen?: El Dilema de la Propiedad Intelectual

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Por Frank Escandell


El segundo día del evento EmTech AI 2025 de MIT Technology Review en las instalaciones del MIT Media Lab, hubo una presentación que podría haber sido considerada como encore: dos expertos legales, mano a mano, discutiendo uno de los temas más controvertidos respecto a la disrupción de la IA: el dilema de los derechos de autor y la propiedad intelectual. Ellos eran Tyler Chou, CEO de Tyler Chou Law for Creators, y Amir Ghavi, Socio en el bufete de abogados Paul Hastings.


Como este autor tiene un gusto para esto, la ciencia ficción —esa brújula perenne para las ansiedades de la civilización sobre el cambio tecnológico— nunca se ha sentido más cercana al reportaje que hoy en día. En la era de la Inteligencia Artificial Generativa (IAGen), la realidad supera incluso las visiones más imaginativas. Si George Orwell escenificó los peligros de la vigilancia en "1984", y "Blade Runner" interrogó las fronteras entre lo auténtico y lo sintético, el debate actual sobre la propiedad intelectual nos sumerge en una tormenta legal, ética y creativa que ni el cine ni la novela se atrevieron a prever.


Como tecnólogo dedicado a evitar a menudo la peroratoria locuacidad, pero eso sí a avanzar en la practicidad de la filosofía de la tecnociencia, propongo trazar un camino a través de este territorio traicionero pero emocionante—con el testimonio de los expertos, la propia provocación juiciosa y analogías dignas de un sueño febril de Philip K. Dick.


La IAGen asombra con su facilidad para generar texto, música, imágenes y código—sin embargo, debajo de este torrente de creación yace una vasta fundación construida sobre el trabajo y la artesanía de creadores humanos. ¿Quién, entonces, posee estas nuevas manufacturas de producción digital? ¿Quién se beneficia, y a qué costo? La pregunta no es meramente "¿sobre qué ovejas eléctricas está soñando la IAGen?" sino si nuestra imaginación colectiva puede seguir siendo un activo común, o convertirse en un cercado para imperios corporativos.


Conclusiones Principales: Pausa, Reflexiona, Reenmarca


Cinco ideas principales que resumen este contenido (original):


  • Entrenar la IAGen con obras protegidas por derechos de autor amenaza tanto los derechos como la remuneración justa de los creadores—un peligro que tanto Tyler Chou como Amir Ghavi reconocen como urgente.

  • Los marcos legales existentes están mal preparados para abordar cuestiones de autoría y originalidad en el contexto de la IA—un raro punto de consenso entre estos expertos interlocutores mencionados anteriormente.

  • El riesgo de daño al mercado y pérdida de medios de subsistencia para creadores humanos está destinado a dominar los debates legales y económicos futuros, como coinciden tanto juristas como tecnólogos.

  • Ningún futuro viable reside en una defensa absoluta de la innovación tecnológica a expensas del trabajo creativo, ni en una resistencia total al progreso: el terreno a encontrar es necesariamente negociado y negociable.

  • Los mecanismos de licencias y nuevos marcos están destinados a convertirse en los motores de una cultura digital equilibrada y sostenible—una posición respaldada tanto por fuerzas empíricas del mercado como por testimonio experto.


Sombras del Gran Hermano: Vigilancia, Raspado y Poder Estructural


Nuestro escenario en este asunto se lee como un remix no autorizado del "1984" de Orwell. Imagina cada novela, cada pintura, cada canción fugaz o garabato digital, predestinado a vivir como un punto de datos en un archivo secreto y automatizado. Los modelos de IAGen, con una voracidad sin precedentes en la historia tecnológica, ingieren o han ingerido efectivamente datos protegidos por derechos de autor a escala colosal, a menudo sin el permiso del creador. Tyler Chou, distinguida consejera para creadores digitales, es inequívoca: "El 90% de la propiedad intelectual ya ha sido usada para entrenamiento. Ha sido raspada (scrape). Ha sido robada de los creadores."


Incluso Amir Ghavi—arquitecto legal para grandes compañías tecnológicas—admite que la ley de derechos de autor, originalmente forjada durante la Ilustración, está espectacularmente mal adaptada a esta nueva época. Ambos expertos reconocen que los instrumentos legales actuales nunca fueron diseñados para regular una era en la que cada acto de creatividad—tuyo, mío, o del resto de la sociedad—podría ser absorbido sin detección en modelos algorítmicos. Juntos, hacen sonar la alarma: es impactante los obsoletas que están las reglas del juego.



El Replicante Digital: Autoría y el Espejismo de la Originalidad


Aquí la analogía se vuelve más enrevesada, recordando "Blade Runner", donde la memoria, identidad y autoría se difuminan. En la era de la IAGen, la producción supuestamente "original" es, de hecho, recombinante: un tapiz espectral tejido del ADN cultural de innumerables fuentes humanas. Tanto Chou como Ghavi reflexionan sobre este enigma. Si un modelo es entrenado con todo las creaciones artísticas del mundo, ¿quién, si alguien, debe ser llamado autor?


Ghavi enfatiza la jurisprudencia de la transformación: si la creación de la IA reimagina fundamentalmente el original, puede calificar como un uso justo. Chou, por contraste (pero no contradicción), insiste en que la pregunta es menos sobre metamorfosis que sobre desplazamiento económico: cuando las producciones de la IAGen sumergen el mercado para trabajo humano, el resultado no es homenaje alguno sino una amenaza existencial a las profesiones creativas. Aquí, incluso los tribunales están inquietos—recientemente un juez federal en los Estados Unidos ha admitido que, si la IAGen puede generar un libro "sustancialmente similar" al original, el mercado del autor puede ser "obliterado" o destruido.


Laberintos Legales: El Futuro en Juicio


La ley, la ciencia ficción más antigua, ahora es llamada a arbitrar realidades que habrían asombrado a sus fundadores. Emergen cuatro dilemas clave:


  • Uso Justo: Como Ghavi afirma, la doctrina del uso justo es esencial para la creatividad y crítica, pero ¿hasta dónde puede estirarse para dar cobertura al análisis automatizado a escala planetaria? Chou argumenta—y los tribunales coinciden cada vez más—que los motivos comerciales y el desplazamiento generalizado socavan cualquier reclamo de que los usos de la IAGen son simplemente "transformativos."

  • Autoría Humana: Ambos expertos destacan un cisma creciente. La protección de derechos de autor se basa legalmente en el trabajo creativo humano; las producciones sintéticas de la IAGen violan tanto la letra como el espíritu de esta tradición.

  • Daño al Mercado: Aquí, el acuerdo de los expertos es inequívoco: si la IAGen destruye la base económica de las profesiones creativas, el sistema legal debe intervenir.

  • Seguridad y Defensa: Ghavi denota una defensa emergente: el argumento de que el liderazgo global en IA supera y abarca todo. Sin embargo, incluso Chou, defendiendo firmemente los derechos de los creadores, reconoce la Realpolitik subyacente a esta afirmación, advirtiendo que los gobiernos pueden intervenir para proteger la preeminencia tecnológica nacional a expensas de los intereses de los creadores.


Futuros Post-Autoría: ¿Quién Crea y Quién Firma?


Si "The Matrix" nos enseñó a desconfiar de lo simulado, la IAGen nos invita a dudar incluso de nuestras propias firmas. Sí, podrías potencialmente desconfiar de este artículo mismo, pero te aseguro que no hay razón para ello.


Cuando le dices a una máquina: "Escribe un soneto como Shakespeare," y lo hace, ¿quién es el poeta—el que da la instrucción, el constructor del modelo, el corpus fantasmal de la obra de Shakespeare, o la máquina misma? Ni Ghavi ni Chou encuentran respuestas adecuadas en la ley actual. Emerge un régimen de "autoría por comité", cuyo estatus legal aún está indeterminado y cuya posición ética es repetidamente contestada.


La Biblioteca de Todo: la IAGen y el Refrito Infinito


Crucemos ahora el umbral ficticio hacia la "Biblioteca de Babel" de Jorge Luis Borges—una estructura laberíntica que contiene cada texto concebido alguna vez. En cierto sentido, un modelo de lenguaje grande (LLM) es tal biblioteca, y la IAGen su bibliotecario maestro. Para algunos, esto anuncia una democratización sin precedentes: todos pueden crear sinfonías, pinturas, manifiestos y juegos con sólo presionar un botón. Para otros (tanto Chou como Ghavi entre ellos), esta escala señala una especie de evento de extinción cultural, con los medios de subsistencia de los creadores profesionales arrasados por una inundación de obras derivadas.


Las apuestas son inmediatas. Escritores en huelga, músicos agraviados y artistas asediados ahora confrontan un horizonte incierto, mientras el contenido generado por IA prolifera en progresión geométrica y amenaza los medios tradicionales de captura de valor.


Más Allá del Monolito: Licencias como Estrategia de Supervivencia


Aquí, en medio del tumulto competitivo, tanto Chou como Ghavi vislumbran una solución audaz—si no inevitable aún. Chou nota que $10 mil millones en acuerdos de licencias de IA ya han sido firmados, con la cifra proyectada a incrementarse rápidamente. Ghavi, siempre pragmático, reconoce que las fuerzas del mercado están impulsando a las compañías hacia licencias transparentes y robustas de contenido de alto valor. La lógica mutuamente reforzante es irresistible: los modelos de IA requieren entrada de alta calidad para minimizar errores; los creadores demandan recompensa justa por el uso de su trabajo.


Tanto Chou como Ghavi—parte adversarios, parte aliados—reconocen que regímenes de licencias amplios y claros pueden ser el delicado rayo de esperanza en este cielo por lo demás tormentoso. Las prácticas transparentes de datos sirven no sólo a la justicia, sino al progreso tecnológico mismo.


Trabajos de Creación


Ghavi, con su candor característico, remarca el tema: el verdadero campo de batalla no es la propiedad intelectual, sino el trabajo. El desafío es la integración—cómo orientar mejor el progreso tecnológico para no eliminar el trabajo social, económico y cultural del cual es parasitario. Chou, firme en su defensa de los creadores, concuerda: reconocimiento, compensación y permiso deben sustentar cualquier futuro estable.


Ambos rechazan los binarios distópicos de sus modelos literarios y cinematográficos. El camino hacia adelante, sugieren, debe ser uno de negociación—una tregua permanente y evolutiva entre el ingenio humano y la augmentación mediante máquinas.


Una Solución Win-Win: Hacia un Futuro Equilibrado


Basándose en este raro consenso entre expertos, emerge el esquema de una solución win-win:


  • Licencias Integrales: Acuerdos de licencias a nivel de industria, negociados por colectivos de creadores y firmas de IA, aseguran que aquellos cuyas obras alimentan la IAGen sean compensados proporcionalmente a su contribución.

  • Transparencia de Datos: Cada conjunto de datos es auditable, con la clara atribución respecto a derechos, orígenes y permisos—empoderando tanto a creadores como a desarrolladores de modelos.

  • Participación Colectiva: Los creadores, a través de sindicatos o cooperativas, se sientan a la mesa para establecer términos, hacer cumplir la conformidad y compartir en las ganancias de la nueva economía de la IA.

  • Reforma Legal Adaptativa: Legisladores y tribunales recalibran las doctrinas de autoría, originalidad y daño al mercado—reconociendo formas híbridas de creatividad y remuneración.

  • Coordinación Internacional: En lugar de una carrera ruinosa hacia la desregulación, las jurisdicciones líderes colaboran en estándares básicos equilibrando innovación con sostenibilidad creativa.


Tal pacto, forjado en los fuegos de la controversia presente, podría generar un renacimiento digital tan audaz como cualquiera imaginado por la ciencia ficción. En tal mundo, tanto inteligencias humanas como artificiales encontrarían espacio—no para dominación o desplazamiento, sino para coexistencia creativa.


Qué inmenso privilegio haber presenciado este encuentro entre Chou y Ghavi. Así como el canon de ciencia ficción siempre nos ha instado, la pregunta no es si la tecnología prevalecerá, sino si la justicia, el ingenio y la esperanza darán forma a los términos de su victoria.

 
 
 

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